martes, 20 de mayo de 2014

Términos de Nietzsche

1. Apolíneo-Dionisiaco.



Nietzsche defiende una concepción metafísica del arte: el valor del arte no está en la mera



complacencia subjetiva que provoca en el espectador; es algo más profundo, puesto que con él una

cultura expresa toda una concepción del mundo y de la existencia. Pues bien el pueblo griego antiguo

supo captar las dos dimensiones fundamentales de la realidad, dimensiones que este pueblo expresó

de forma mítica con el culto a Apolo y a Dionisos. La auténtica grandeza griega culmina en la tragedia

ática, género artístico con el que consiguieron representar de modo armónico lo apolíneo y lo

dionisíaco de la existencia.

Apolo era el dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas primarias e instintivas.



Representaba también la individuación, el equilibrio, la medida y la forma, la racionalidad. Frente a lo

apolíneo los griegos opusieron lo dionisíaco, representado con la figura del dios Dionisos, dios del vino y



las cosechas, de las fiestas báquicas presididas por el exceso, la embriaguez, la música y la pasión; con

este dios representaban también el mundo de la confusión, la deformidad, el caos, la noche, el mundo

instintivo, la disolución de la individualidad y, en definitiva, la irracionalidad. La auténtica grandeza del

mundo griego arcaico estribaba en no ocultar esta dimensión de la realidad, en armonizar ambos

principios, en considerar incluso que lo dionisíaco era la auténtica verdad. Sólo con el inicio de la

decadencia occidental, ya con Sócrates y Platón, los griegos intentan ocultar esta faceta inventándose

un mundo de legalidad y racionalidad (un mundo puramente apolíneo, como el que fomenta el



platonismo). Sócrates inaugura el desprecio al mundo de lo corporal y la fe en la razón, identificando lo

dionisíaco con el no ser, con la irrealidad.

2. Inocencia del devenir



La inocencia del devenir es una concepción del mundo opuesta a toda interpretación moral, cristiana,

más allá del bien y del mal. Tanto los griegos como el cristianismo juzgaron la existencia como

culpable. La diferencia estriba en que para los griegos la responsabilidad es de los dioses mientras que

para el cristianismo es de los hombres. Recuérdese como Homero cuenta cómo los dioses toman sobre

sí la responsabilidad de la locura que inspira a los hombres y recuérdese cómo el Nuevo Testamento



hace responsable al hombre de la locura de un Dios que se pone en la cruz. Ambas soluciones son

nihilistas pues suponen una condena de la vida pero la solución griega es incomparablemente más



hermosa.

Realmente, el problema no está en quién sea el responsable del caos y el sinsentido de esta existencia

sino en comprender si la existencia ¿es culpable o inocente?. En este caso Dionisos ha hallado su



verdad múltiple: la inocencia de la pluralidad, la inocencia del devenir y de lo que es.

3. Nihilismo



De “nihil” nada. Actitud vital y filosófica que niega todo valor a la existencia, o que hace girar la



existencia alrededor de algo inexistente. La idea nietzscheana del nihilismo es compleja:

1. Nihilismo como decadencia vital: Toda la cultura occidental, es nihilista pues dirige toda su



pasión y esperanzas a algo inexistente (el Dios cristiano, el Mundo Ideal y Racional de los

filósofos), despreciando de modo indirecto la única realidad existente, la realidad del mundo que

se ofrece a los sentidos, la realidad de la vida. En Así habló Zaratustra

representa Nietzsche este
modo de mostrarse el espíritu con la figura del camello, símbolo de la aceptación resignada de



las mayores cargas.

2. Nihilismo activo: es también nihilista la filosofía que intenta mostrar cómo los valores dominantes



son una pura nada, una invención; la filosofía nietzscheana es nihilista en este sentido pues

propone la destrucción completa de todos los valores vigentes y su sustitución por otros



radicalmente nuevos (propone la "transmutación de todos los valores"). Este nihilismo es una fase

necesaria para la aparición de un nuevo momento en la historia de la cultura, para el reencuentro

con el "sentido de la tierra", la aparición de una nueva moral y de un nuevo hombre, el

superhombre. En Así habló Zaratustra representa esta figura del espíritu con la metáfora del león



(por su agresividad, su capacidad destructiva).

3. Nihilismo pasivo. El "nihilista pasivo" no cree en ningún valor, puesto que considera que todo



valor es posible sólo si Dios existe, y Dios no existe; termina en la desesperación, la inacción, la

renuncia al deseo, el suicidio. Aquél que dijese que si Dios no existe todo está permitido, aquél

que desesperase de la vida y se levantase en contra de ella por considerar que ésta solo puede

tener su fundamento en algo ajeno de ella y que dicho fundamento no existe, ese sería también

nihilista. Es el “último hombre” de Así habló Zaratustra





4. Mundo verdadero



Nietzsche considera que el error fundamental de toda la metafísica desde Sócrates está en la invención

de un mundo racional y la desvalorización de lo opuesto a ese mundo racional, el que se ofrece a los

sentidos, el mundo del devenir. La crítica de Nietzsche a la metafísica occidental se dirige a dos



aspectos:

1. Conceptos básicos de la metafísica tradicional: La filosofía considera el mundo como un

cosmos y no como un caos, por creer en la racionalidad intrínseca de la realidad. La invención



del Mundo Racional trae consigo la invención de los conceptos básicos de toda la metafísica

tradicional: esencia, substancia, unidad, alma, Dios, permanencia...; estas entidades son puras



ficciones. Dado que el mundo que se muestra a los sentidos muestra corporeidad, lo cambiante, la

multiplicidad, el nacimiento y la muerte, los filósofos acaban postulando la existencia de dos

mundos, el mundo de los sentidos, pura apariencia, irrealidad, y el Mundo Verdadero, el Ser,

dado a la razón. Esto es precisamente lo que Nietzsche llama “platonismo”. Platón identifica el



Ser con la realidad inmutable, estática, absoluta y relega al mundo de la apariencia lo que se

ofrece a los sentidos (lo cambiante, la multiplicidad, lo que nace y muere). La filosofía posterior

acepta este esquema mental básico, aunque lo exprese con distintas palabras.

2. El nacimiento de la metafísica occidental:

o origen psicológico de la metafísica: la metafísica es un signo de determinadas

tendencias antivitales, de tendencias guiadas por un instinto de vida decadente y

contrario al espíritu griego anterior. La raíz moral que motivó la aparición de la filosofía

platónica fue el temor a la mutación, la muerte y la vejez, lo que le condujo a inventarse



un mundo en donde no estén presentes dichas categorías. La metafísica platónica es un

síntoma de resentimiento ante el único mundo existente, miedo al caos;

o influencia de la gramática: para Nietzsche el lenguaje da lugar a una visión errónea de

la realidad: a) la mayoría de las frases de nuestro lenguaje tienen la estructura sujetopredicado,



estructura que da pie a una interpretación substancialista de la realidad. b)

con el lenguaje hablamos de distintas cosas mediante las mismas palabras, con lo cual se

supone que existen semejanzas entre ellas, cuando no identidad. El lenguaje favorece,

por tanto, la creencia en la existencia de esencias, de naturalezas universales.





5. Mundo aparente



Nietzsche llama platonismo a toda teoría para la que la realidad está escindida en dos mundos: un

mundo verdadero, dado a la razón, inmutable y objetivo, y un mundo aparente, dado a los sentidos,



cambiante y subjetivo. Al mundo verdadero en Platón le corresponde la eternidad y se relaciona con el

bien y el alma mientras que al mundo aparente le corresponden el nacimiento y la muerte y se relaciona

con el mal y el cuerpo. El platonismo es una filosofía producto de una cierta enfermedad de la vida

misma: sólo individuos con un tono vital bajo pueden creer en la fantasmagoría de un mundo



trascendente: la cultura occidental se inventa un mundo (objetivado en Dios gracias, al cristianismo) para


encontrar consuelo ante lo terrible del único mundo existentes el mundo dionisíaco.

El hecho de que el artista ame más la apariencia que el mundo real no significa que se coloque del lado



de la metafísica y del cristianismo. El artista trágico ama la apariencia en el sentido en que dice sí a lo

terrible de la vida, es dionisíaco. En la apariencia del arte, la vida misma se transfigura. El artista es el



que intenta abrir nuevas posibilidades en el mundo, el que intenta hacer de la vida una obra de arte.

6. Transmutación de los valores



En La genealogía de la moral aborda Nietzsche la crítica de la moral cristiana a partir del estudio del

origen de los valores. Para ello, emplea el método genealógico, consistente en una investigación

etimológica e histórica de la evolución de los conceptos morales, del bien y del mal:

1. En la Grecia heroica de Homero el bueno era el fuerte, el apasionado, el poderoso, el guerrero,

el creador de valores. A partir de Sócrates y Platón, el pesimismo nihilista comienza a ganar a

los griegos. El bueno es aquel que renuncia a la vida, a las pasiones y al cuerpo en favor de un



mundo de las Ideas inexistente.

2. Judaísmo y cristianismo, apoyados en el platonismo, son el origen de una nueva moral cuya

característica fundamental es el resentimiento. Este consiste en condenar la vida porque se es

impotente para vivirla. Judaísmo y cristianismo llevan a cabo una inversión de los valores de la

Grecia heroica: A partir de ahora los buenos son los obedientes, los mansos, los sumisos, los



débiles, los impotentes, los abstinentes, los enfermos, los pobres, los miserables, los deformes.

Por el contrario, ahora pasan a ser malos los superiores, los orgullosos, los fuertes, los

poderosos, los héroes. Frente a la moral heroica de los antiguos griegos la moral cristiana es

una moral de esclavos.

3. Nietzsche propone una nueva inversión de los valores, una transmutación de los valores. La

moral cristiana del resentimiento, de condena de la vida, sería sustituida por una moral sana que

se guía por valores que dicen “sí” a la vida, a las pasiones y a los instintos. El abanderado de

esta nueva moral sería el superhombre, aquel capaz de asumir la muerte de Dios, la "pesada

carga" del eterno retorno y de "espiritualizar las pasiones".





7. Moral socrática



Frente a la afirmación dionisiaca de la vida que se da en la tragedia griega la moral socrática es una

moral que va contra la vida. En Sócrates lo apolíneo se ha desgajado de lo dionisiaco, la racionalidad

ha suplantado a la seguridad de los instintos. Es una moral que lucha contra los instintos, contra el

cuerpo y, por lo tanto, es una moral enferma y decadente, nihilista. Por eso, Sócrates considera la

muerte como una cura, como una salvación: La moral socrática implica una voluntad de

autoaniquilación.

Otro error propio de la moral socrática es el dogmatismo moral, la consideración de los valores morales



como valores objetivos. Pero la moral tradicional, dice Nietzsche, se equivoca totalmente: los valores

morales no tienen una existencia objetiva. Los valores los crean las personas, son proyecciones de

nuestra subjetividad, de nuestras pasiones, sentimientos e intereses, del tipo de vida que somos



(ascendente o descendente).

8. Moral contranatural



La moral tradicional (la moral cristiana) es "antinatural" pues presenta leyes que van en contra de las

tendencias primordiales de la vida, es una moral de resentimiento contra los instintos y el mundo



biológico y natural. Esto se ve claramente en la obsesión de la moral occidental por limitar el papel del

cuerpo y la sexualidad. Para ello han inventado las ideas de pecado y libertad. La idea de pecado es



una de las ideas más enfermizas inventadas por la cultura occidental: con ella el sujeto sufre y se aniquila

a partir, sin embargo, de algo ficticio; no existe ningún Dios al que tengamos que rendir cuentas por

nuestra conducta, sin embargo el cristiano se siente culpable ante los ojos de Dios, se siente observado,

cuestionado, valorado por un Dios inexistente, del que incluso espera un castigo. El cristianismo (y todo el

moralismo occidental) tiene necesidad de la noción de libertad

: para poder hacer culpables a las


personas es necesario antes hacerlas responsables de sus acciones. El cristianismo cree en la libertad de

las personas para poder castigarlas.

9.Moral sana



Moral sana es la que se guía por valores que dicen “sí” a la vida, las pasiones, lo corporal, lo instintivo.

Es lo opuesto a la moral platónica y cristiana que han declarado la guerra a las pasiones. La moral

sana no busca la aniquilación de las pasiones como la moral contranatural sino la espiritualización de las

mismas. Frente a la moral contranatural cuyo ideal es el castrado ideal en la moral sana el ideal es la

afirmación de la vida.




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