miércoles, 7 de abril de 2010

Luis García Trapiello

Los alumnos
tienen que verla
Era reticente
por las pocas imágenes
que había visto de la
película “Ágora” a través
de la televisión. Entramos
y nos acomodamos.
Mis miedos parecían
confirmarse. Era
más un peplum que una película
sobre una filósofa alejandrina. Pero
poco a poco fui descubriendo que no
era de eso de lo que quería hablar el
director sino del fanatismo religioso;
del ansia de imponer la irracionalidad
de una fe sobre la razón, de su
moral sobre la libertad; del dominio
del gesto y de la espada.
Me empezó a encandilar la
belleza de Hipatia, su escuela, su
pasión en la construcción de unas
hipótesis coherentes y más bellas
que las viejas tesis sobre las órbitas
de los astros celestes. Su insistencia
en tener la razón como fuente de
norma de vida y como medida de
las relaciones humanas. Fui evocando
lo que ya conocía y que en ese
momento Amenábar nos facilitaba
en imágenes. Así, poco a poco fui
transcendiendo la película para vernos
ahora.
Llegó la secuencia del obispo de
Alejandría en aquella primitiva iglesia.
Allí aparecen los patricios convertidos
y sin convertir, el poder
que ha hecho de la nueva religión
Estado y el pueblo llano convencido
con sus ascéticos apóstoles, guías de
la barbarie. Lectura de una carta de
San Pablo sobre la mujer. ¡Pobre
Hipatia! Mi mujer, que me conoce,
fue rápida. Observó el movimiento
de mi cuerpo, vio el gesto que se
iniciaba en mi cara y me soltó un
codazo. En medio del silencio que
envolvía aquella enfática perorata
iba a gritar ¡ese es Rouco!
Actividades sobre Nietzsche: Vida y obra.....al blog!!!!!!

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